domingo, 9 de junio de 2013

ENCASTE VILLAMARTA


ORIGENES



Aunque muchos autores discrepan a la hora de reconocer a la línea Villamaría la categoría de encaste, a causa de la diversidad de tipos presentes en las ganaderías derivadas de este origen, en el mundo de los toros siempre se ha reconocido como un encaste diferenciado de los restantes que componen la actual cabaña brava española.

Esta falta de uniformidad se evidenció ya desde el principio, ya que deriva de la realización de numerosos cruces, con predominio de casta Vistahermosa. Su creador fue Álvaro Dávila y Ágreda, Marqués de Villamaría, que en 1914 la fundó mediante adquisición de 360 vacas de Murube, Urcola y Medina Garvey, junto con sementales del hierro de Fernando Parladé. Posteriormente merementó la vacada con hembras de Santa Coloma y la ganadería completa de José Carvajal, que también derivaba de Parladé y también con sementales del Conde de la Corte, que tenían idéntica procedencia.



Así, en conjunto, la ganadería creada por el Marqués de Villamarta aunaba cuatro de los principales encastes derivados de la casta de Vistahermosa, los de Murube, Parladé, Santa Coloma y Urcola, mientras que la parte de la vacada derivada de Medina Garvey aportaba un cruce con Casta Vazqueña, que contribuyó fundamentalmente a dotar al cruce de un mayor tamaño y que también es la responsable de las pintas berrendas, cárdenas claras, salpicadas y ensabanadas, que ocasionalmente lucen los ejemplares de este origen.



Ya en poder de los herederos del Marqués de Villamarta la ganadería se fue dividiendo y los principales lotes quedaron en poder de Carlos Núñez, Clemente Tassara y Salvador Guardiola. Carlos Núñez limitó la presencia de la sangre Villamarta en su ganadería, dejándola siempre como si se tratara de un comodín para efectuar cruces con la rama principal de su vacada, la derivada de Rincón y procedente de Parladé. La divisa de Clemente Tassara, ya desaparecida, contribuyó a extender el origen Villamarta en otras muchas ganaderías, mediante la venta de numerosos lotes de reproductores, mientras que las distintas ganaderías que mantienen en su poder los herederos de Salvador Guardiola constituyen en la actualidad el principal núcleo derivado de Villamarta y también son el mejor referente para describir el prototipo morfológico de los vacunos de este origen.




EL PROTOTIPO DEL ENCASTE
DE VILLAMARTA




En general los vacunos derivados de Villamarta son animales hondos, largos, con una considerable alzada, aunque sin llegar a ser longilíneos, finos de cabos y por lo general un poco agalgados. Poseen una buena conformación desde el punto de vista morfológico y disponen de un esqueleto adecuado para poder soportar pesos superiores a los que se consideran como medios en la raza de lidia.



Su cabeza es generalmente alargada y más bien estrecha de sienes, predominando los perfiles subcóncavos. Los ojos son grandes y la mirada viva, mientras que el hocico suele ser estrecho. Las encornaduras presentan un buen grado de desarrollo, pudiendo llegar con frecuencia a ser cornalones. Suelen ser astiblancos, con los pitones muy negros. Asimismo los cuernos son considerablemente finos en su base y en todo su trayecto, finalizando en pitones muy agudos. En referencia a la dirección que siguen los cuernos en su trayecto predominan los animales bien armados, veletos, corniabiertos, cornidelanteros y acapachados.



El cuello presenta una longitud media en relación con el conjunto de la raza, el morrillo alcanza un buen grado de desarrollo y la papada resulta bastante prominente. La línea dorso-lumbar exhibe un frecuente encorvamiento, dando lugar a lo que se denomina como ejemplares ensillados y que se debe a la existencia de lordosis en la columna vertebral. El tercio posterior es redondeado y está bien proporcionado, mientras que las extremidades son largas y finas. La cola alcanza igualmente una longitud considerable y finaliza en un borlón bastante poblado por lo general.

En el encaste Villamarta predominan las pintas negras, aunque a veces se dan ejemplares tostados, castaños, colorados y cárdenos, pudiendo aparecer con menor frecuencia ensabanados y berrendos del tipo aparejado. Los accidentales que acompañan a estas capas suelen ser el mulato, chorreado en morcillo, calcetero, coliblanco, bragado, meano, girón, lucero, facado, estrellado y caribello, principalmente.



LAS VACAS DEL ENCASTE DE VILLAMARTA




Las hembras se corresponden con los rasgos generales del prototipo del encaste y son igualmente de buena alzada, largas y hondas.



Su cabeza es predominantemente de perfil recto, estrecha de sienes y alargada, provista de encornaduras bien desarrolladas y astifinas, que se dirigen generalmente hacia arriba (corniveletas), predominando las de coloración blanca (astiblancas).



El cuello es largo, el tronco ancho y profundo, con la línea dorso-lumbar un poco ensillada por lo general y la ventral escueta, otorgándoles un aspecto más galgueño que el de los machos, mientras que la grupa es un poco angulosa. Las extremidades resultan considerablemente largas y finas, lo mismo que la cola.



EL COMPORTAMIENTO DEL ENCASTE DE VILLAMARTA




Correspondiéndose con la variada morfología característica de un encaste creado a partir de numerosas mezclas, el comportamiento de los vacunos derivados del encaste de Villamarta tampoco ofrece unas pautas generales e impera una cierta disparidad en función de la ganadería de que se trate. De este modo resulta muy difícil encontrar afinidades entre los clásicos "villamartas" de la casa Guardiola, los de Manuel Alvarez, los que se conservan aún en las ganaderías derivadas de la de Bernardino Jiménez, los integrados dentro del encaste de Núñez y hasta los del propio hierro de Villamarta.



Tradicionalmente los ejemplares de este encaste han sido calificados como animales encastados pero nobles, con fijeza y prontitud, capaces de ayudar al triunfo de los toreros dotados de mejor técnica, pero complicados por su excesivo genio cuando no son dominados desde el principio.



No obstante, esta pauta general de comportamiento admite en la actualidad tantas interpretaciones como ganaderías derivan de este encaste, pasando por unas en las que impera la irregularidad en el comportamiento de sus productos, otras marcadamente suaves y de mayor docilidad para los diestros, como sería la de Alvarez, y otras más temperamentales y encastadas como las de Guardiola.



En cualquier caso se trata de un encaste minoritario en la actualidad dentro del conjunto de la cabaña brava española, cuya principal virtud ha sido su idoneidad para la realización de cruces afortunados en los que ha participado como linea materna y que en algún caso han llegado a convertirse en otros encastes nuevos, tal y como ha ocurrido en el caso de Nuñez.



















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